SANTIAGO MARTÍN VARRON

de composiciones de formas en las que los elementos se fusionan de modo coherente y lógico, tal y como lo harían en la naturaleza. Sánchez Méndez sirve de pretexto para observar cómo Varron, a lo largo de su trayectoria, se convierte en plataforma de descubrimiento y difusión del talento creativo nacido en torno a la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Salamanca. En su constante intento por apoyar, alentar y difundir el arte local, la galería recurre a profesores y estudiantes de dicha facultad como cantera del talento, la experimentación y la novedad artística. La lista de artistas beneficiados de estas sinergias entre Varron y el mundo universitario es amplia, incluyendo a algunos como Fernando Gil, Rafael Sánchez Carralero, Concha Sáez, Juan José Gómez Molina, Javier Gómez de Segura, Lorenzo González, Carlos de Paz, José María Lillo, Luis Acosta, Carlos Pascual, Gaspar Escudero, Javier Pereda, José Fuentes, José Luis Pérez Fiz, Bruno Marcos, Hipólito Pérez Calvo, Fernando Segovia o José Manuel Prada. Fomentar y estimular tanto a las nuevas personalidades de la cultura salmantina como a los consolidados nombres de su plástica se combina, en el caso de Varron, con la celebración de homenajes colectivos con los que, poco a poco, ir creando ambiente cultural en la zona. Para ello recurre la galería a exhibiciones que, en torno a una personalidad o concepto, dan valor y visibilidad a lo puramente local y provincial. Una de las más antiguas es la que en 1978 homenajea al poeta José Ledesma Criado a través del trabajo de artistas como Andrés Abraido del Rey, José Núñez Larraz, María Cecilia Martín, Ángel Mateos, Francisco Arias, Venancio Blanco, José Sánchez Carralero o Zacarías González. No obstante el carácter nostálgico de muestras de estas características, también cultiva Varron otras concebidas desde la originalidad y el riesgo. Tal es el caso de Habitable 2002, colectiva juvenil celebrada en 1999 en la que Santiago Martín da a sus siete participantes unas pautas de trabajo para que, con ellas, traten de enfrentarse a un proyecto artístico consistente en la elaboración de un prototipo residencial. Así pues, estos jóvenes autores se ven conminados a diseñar desde el vestíbulo –basado en una idea pictórica de Manuel Quejido– al salón –nacido de la colaboración de Jesús Ramón Palmero y José Antonio Juárez–, pasando por la cocina –a partir de esculturas de cristal de Francisco Javier Núñez Gasco–, el baño –resuelto con piezas plásticas de Carlos Álvarez Cuenllas– o el dormitorio, planteado por Isidro Tascón y Ana Hernando.

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