ARTE SALMANTINO EN TIEMPOS DE PANDEMIA p á g i n a [ 90 ] Mi obra y la pandemia Este 2020-21. Tan incierto y tan brutal. Con nuestros ojos, que nunca han estado tan atentos a su esplendor y a sus variaciones. Paseos fiscalizados o con nuestras mascotas. Tiempo de estudio. Meditación. Nunca odio. Siempre ARTE. Hace ya treinta años que decidí, de forma más atenta, ejercitar la habilidad humana de acercarme y disfrutar de la belleza. Eso que, dicen, nos separa de las bestias. De disfrutar de ese estado emocional de MIRAR y PERCIBIR. Observar a tu alrededor. Adosar todas tus inquietudes e influencias recibidas y pegadas en tu caminar, en tu educación, en tus experiencias y conocimientos de la vida para dirigirlas. Destinarlas, exaltarlas, todas ellas a la tarea de PINTAR. Salgo de mi estudio y muestro lo que hago, para la satisfacción y la EMOCIÓN. No sé qué tan necesarias serán estas miradas, pero lo que sí sé es que la vida sería muy diferente sin ellas, tal vez más aburrida, tal vez más autómata. En este histórico 2020-21, tan infectado de partículas como de ODIOS, INQUINAS y resentimientos entre la gente, yo quiero rescatar a este Paisanaje de sus miedos y rencores. Levantar con mis pinturas sus emociones y valores. Disfrutar de la BELLEZA, dar color a sus miradas. Y, por lo tanto, a las mías. Porque la BELLEZA no existe. La belleza es una cuestión de perspectiva, de subjetividad. Precisa de un ojo humano, de un cerebro humano que se alimente de deseos y que se sorprenda de lo que le rodea. Que ejercite un vocabulario sensorial que le haga disfrutar y satisfacerse de lo que MIRA. Porque solo aquel que ejercita este culto devoto a la belleza sufrirá y gozará sin odios en todo su esplendor. Con la honradez que me dan mis sensaciones. Antonio Varas de la Rosa / Madrid, 1954
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